Recuerdo que una vez vi a una joven en la iglesia usando corbata. Algunos la miraban y pensaban en voz alta con aire confuso: “Ojalá que esa manía no se instale”. No podían entender la razón de que una linda mujer,con apariencia tan delicada, usara un accesorio tan masculino. “Tal vez está en un nivel elevado de estilo”, decían, creyéndose ignorantes en el tema de la moda. Debido a la repercusión del caso, surgió la duda entre nosotros: ¿es correcto que las mujeres cristianas adoptaran vestimentas típicas de hombres (o viceversa)?
Claro que la Biblia tiene respuestas para esa pregunta: “No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace” (Deuteronomio 22:5). Este texto es la explicación perfecta para muchas dudas, ¿pero sabía que es motivo de gran discusión? Mucha gente lo usa como forma de condenar a las mujeres cristianas que usan pantalones. Pero, ¿usted sabía que en la época cuando Moisés escribió esto no existían los pantalones largos? Los trajes de hombres y mujeres eran bien parecidos. Solo algunos detalles hacían la diferencia, como la ropa íntima. En ese tiempo, los hombres usaban una vestimenta del tipo falda, así como las mujeres. Lo que diferenciaba la ropa masculina de la femenina era una especie de cinto. El del hombre era de tonalidad más neutra, y el de la mujer era de colores vivos.
Claro que la Biblia fue inspirada por Dios para tener valor a través de todos los tiempos, inclusive en un futuro bien distante, entonces podemos creer que él ya preveía que la vestimenta pasaría por una revolución, al punto de que las ropas masculinas y las femeninas serían bien distintas. ¿Cómo será que ese concepto de Deuteronomio se aplica en los días actuales? El periodista Leandro Cuadros, muy conocido por responder dudas bíblicas al vivo en el programa En la mira de la verdad, de la TV Nuevo Tiempo, dijo algo interesante sobre el asunto:
“En Escocia, por ejemplo, la costumbre de los hombres es usar falda. ¿Será que Dios dejará de amar y salvar a los escoceses por eso? De ninguna manera. Tal vestimenta es parte de la cultura de ellos. Así, si algún pastor quiere afirmar una doctrina sobre la vestimenta en la Biblia, sin tener en cuenta el contexto histórico, tendrá también que enseñar a los hermanos de su iglesia que deben volver a usar túnicas (como en los tiempos bíblicos), parecidas a faldas”.
(Periodista y presentador Leandro Cuadros).
(Periodista y presentador Leandro Cuadros).
En la década del 60, algunas piezas que eran comunes entre los hombres entraron al guardarropa femenino, como botas, pantalones y otros accesorios. Note que hoy hombres y mujeres usan varias prendas de ropa del mismo segmento: camisa, chaleco, sombrero, camiseta/remera/polo, medias, saco, blazer, y claro, pantalones. Pero estas piezas tienen características específicas que las dejan totalmente diferentes para cada público. Veamos por ejemplo para facilitar la comprensión: el blazer. El concepto de esta prenda es el mismo: saco, generalmente de corte clásico y con mangas largas. Pero es fácil mirar un blazer y decir si es de hombre o de mujer. Sus particularidades, modelo, estampado, corte, hacen toda la diferencia.
Usted ya debe haber visto blazers floreados, con bordados delicados y botones totalmente femeninos. También ya debe haber usado esta pieza con un modelo bien entallado, características apropiadas para el cuerpo de la mujer. Esos puntos hacen toda la diferencia. Un hombre no queda con maneras afeminadas por usar un blazer, después de todo, la pieza para el público masculino está confeccionada con un estilo completamente distinto.
Lo mismo sucede con los pantalones. Podemos encontrar muchos confeccionados con decencia, elegancia y femineidad. En algunas situaciones, son indispensables. Imagine, por ejemplo, cómo sería si las jóvenes tendrían que andar de faldas o vestidos en los campamentos de la iglesia. Esa sería una pésima idea ya que en varios momentos precisan sentarse en el suelo y participar de actividades recreativas que exigen mucho movimiento. En la vida diaria, en medio de una vida agitada, los pantalones también pueden ser bien apropiados para mujeres que viajan en ómnibus, juegan con los hijos, hacen las compras, limpian la casa. Con esta pieza pueden sentirse más cómodas, además de eliminar la preocupación por no mostrar lo que no deben en un momento u otro.
Resulta un verdadero flagro en situaciones incómodas en lugares públicos, como los shoppings. Por más que algunas mujeres estén con una falda o vestido con un largo decente, el momento de la escalera eléctrica con los laterales de vidrio es crucial. A veces, ellas ni se imaginan que están “dando un show” a las personas del piso de abajo.
Resulta un verdadero flagro en situaciones incómodas en lugares públicos, como los shoppings. Por más que algunas mujeres estén con una falda o vestido con un largo decente, el momento de la escalera eléctrica con los laterales de vidrio es crucial. A veces, ellas ni se imaginan que están “dando un show” a las personas del piso de abajo.
Sepa que el uso de pantalones en las mujeres no está prohibido en la Biblia. A veces, esta afirmación parece entrar en conflicto con algunos textos de Elena de White, escritora y profetiza inspirada, debido a interpretaciones erroneas que no tienen en cuenta el contexto histórico y la cultura del mundo, y no consideran el hecho de que la ropa sufre variación con el pasar de los años. Miren una declaración suya que muestra su aceptación a esa pieza:
“Cualquiera que sea el largo de sus vestidos, las mujeres deberían abrigarse las piernas tan bien como lo hacen los hombres. Esto podría conseguirse llevando pantalones recogidos y abrochados en los tobillos, o bien largos y ceñidos hasta el borde del zapato” (Testimonios Selectos, t. 2, p. 543).
Cuando la escritora decía algo negativo sobre las mujeres que usaban pantalones era para defender algunos principios cristianos que estaban siendo descuidados por algunas de ellas, como la salud y la decencia. Tampoco debemos ignorar la elegancia. Nada de parecer un alimento embasado al vacío. Podemos ver a muchas y muchas mujeres que arruinan su presencia, que podría ser muy bonita, usando pantalones que parecen ser de un maniquí de tamaño menor. La cosa empeora cuando la blusita que combina con el modelo es medio corta. Ya sabe lo que sucede ¿no?
El hecho es que toda la ropa se hace de tela. El modo como se usa la tela es lo que define si la vestimenta es o no apropiada para que nosotros la usemos. Así como exiten faldas y vestidos extremadamente escandalosos, lo mismo sucede con los pantalones. ¡Tenga un buen discernimiento! Para cualquier pieza, los principios de Dios son los mismos. Sus ideales nunca deben quedar fuera de moda. Ellos deben ser respetados en cualquier situación, tiempo y lugar.
Por
Emanuele Salles
Fuente: Adventistas.org
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