Un problema que preocupa mucho en América hoy, es el hecho de que los niños insisten en mirar televisión y comer bocadillos hasta tarde en la noche. Entonces se despiertan muy tarde por la mañana para tomar un desayuno. Antes del mediodía se tientan comiendo bocadillos que echan a perder la comida. La Sra. White escribió: "La irregularidad en las comidas destruye el tono sano de los órganos de la digestión, en perjuicio de la salud y el buen humor. Y cuando los niños se sientan a la mesa, no toman con gusto el alimento sano; su apetito clama por manjares nocivos". El Ministerio de Curación, pág. 298.
Toda persona que piensa, estará de acuerdo, hoy en día, con tan sabios comentarios de la Sra. White como: "El aire puro, el sol, la abstinencia de descanso, el ejercicio, un régimen alimenticio conveniente, el agua y la confianza en el poder divino son los verdaderos remedios". Ibid. Pág. 89. "Los padres deberían tratar temprano de interesar a sus hijos en el estudio de la filosofía y enseñarles sus principios elementales... La enseñanza respecto a las cosas que conciernen a la vida y la salud es para ellos más importante que el conocimiento de muchas de las ciencias que se enseñan en las escuelas". Ibid., pág. 299.
O esta otra declaración: "El mejor alimento para el niño es el que suministra la naturaleza. No debe privársele de él sin necesidad". Ibid., pág. 248. "Cuando se han contraído hábitos dietéticos erróneos debe procederse sin tardanza a una reforma". Ibid., pág. 237. "Hagan ejercicio activo cada día, y verán como se benefician". Ibid., pág. 239. "Uno de os mayores obstáculos para restablecimiento de los enfermos es la concentración de su atención en sí mismos". Ibid., pág. 198.
La Sra. White escribió: "Existe una clase numerosa que rechazará cualquier movimiento de reforma, por razones que esa, si es que impone restricciones al apetito... Esta clase se opondrá a todos los que dejan la senda trillada del hábito y prefieren defender la reforma, y los tildará de radicales si ellos insisten en llevar tal conducta consecuente". Consejos sobre el Régimen Alimenticio, pág. 229.
En nuestros días esta clase se fortalece grandemente en su oposición debido a las tremendas fuerzas de publicidad y del control masivo de actividades como las descritas en tales obras como la de Vance Packard en "Hidden Persuaders". Por eso, la reforma dietética es probablemente mucho más difícil actualmente de lo que era en tiempos de la Sra. White.
Hoy, la mayoría de nosotros toleramos el humo que nos echan a la cara al viajar en avión, y tratamos de evitar que nos quemen agujeros en nuestra ropa mientras subimos o bajamos con fumadores los ascensores de los hoteles. La prensa abunda en historias acerca del cigarrillo, debido a que fuerzan al incremento en el presupuesto de la propaganda de las compañías de tabaco, en un intento de ocultar las revelaciones verdaderas. Impresionantes investigaciones recientes parecen señalar una relación definida entre el cigarrillo y las enfermedades del corazón y los vasos sanguíneos, sin mencionar nada de la relación con el cáncer de pulmón. La Sra. White escribió: "El tabaco es un veneno lento, insidioso, pero de los más nocivos... Es tanto más peligroso cuanto sus efectos son lentos y apenas perceptibles al principio". El Ministerio de Curación, pág. 251.
La Sra. White reconocía el valor de mezclar una variedad de cereales. Ella escribió: "El pan hecho únicamente con harina de trigo no es el mejor para un régimen continuo. Una mezcla de harina de trigo, de avena y de centeno sería más nutritiva que la harina de trigo que se ha despojado de sus propiedades nutritivas". Consejos sobre el Régimen Alimenticio, pág. 381. Ella reconocía la verdad de Ezequiel: "Toma enseguida un poco de trigo, cebada, mijo, avena, y también habas y lentejas; mezclándolo todo en una sola vasija haz con ello tu pan". (Ezequiel 4:9). Estos agregados suplementan las proteínas del pan de trigo, así como también aumenta tales elementos como el calcio.
En su libro, The Geography of Hunger, Josué de Castro ha enfatizado el hecho de que millones de personas en el mundo están sufriendo de mal - nutrición debido a prácticas dietéticas pobres. En algunas partes del mundo esto se debe al poco alimento que se puede conseguir. En los Estados Unidos es causado por la gran abundancia y pobre selección debido a la ignorancia y las presiones de las industrias comerciales que buscan de imponer sus productos al público mediante métodos sutiles de propaganda. La gente de todo el mundo ayudaría a contrarrestar este hecho si produjeran parte del alimento que necesita en sus propias huertas y si siguieran un plan general de un líder sabio tal como la Sra. White.
Entre los nutricionistas hay una aguda conciencia de problemas de alimentar la siempre creciente población del mundo. Esto fue bien resumido recientemente en el Journal of the New York Academi of Sciences en un artículo de J. G. Harrar titulado: "Alimento Ciencia y Gente". El autor recalca el aumento en la población de la tierra de medio billón en el año 1700 a cinco veces este número en 1950. Es arriesgado aventurar una estimación acerca de lo que reserva el futuro con respecto al crecimiento de la población, debido a que hay muchos desarrollos en perspectiva que podrían invertir la corriente completamente. Gran número de sustancias químicas está siendo incorporado al suministro de alimento humano en forma de aditivos, residuos pulverizados, drogas con las que han sido alimentados los pollos y la carne de animales, así como también materiales de contaminación radioactiva como el Estroncio-90. Los químicos están bien adelantados en desarrollar compuestos que producirán esterilización al ser agregados a la provisión de alimentos.
Esto y muchos eventos no anticipables pueden impedir o destruir la población humana. Sin embargo, si la población crece en la proporción presente, cambios básicos son inevitables. Cuando el hombre alimenta a un animal como un cerdo o un pavo con los cereales que él puede comer, por lo menos tres cuartas partes del valor alimenticio se pierde. En otras palabras, cuatro hombres pueden vivir de alimentos de plantas directamente en comparación con otro hombre que puede ser alimentado si el alimento es convertido primeramente en carne y luego consumido por él.
La señora White comenta acertadamente que: "La vida que estaba en los cereales y en las verduras para al organismo del ser que los come. Nosotros a nuestra vez la recibimos al comer la carne del animal. "¡Cuánto mejor sería aprovecharla directamente, comiendo el alimento que Dios dispuso para nuestro uso!". El Ministerio de Curación, pág. 241.
El hombre no puede comer mucha hierba y heno, así que la vaca nos sirve al transformar estos en leche. Sin embargo, los químicos están ocupados en sacar del heno tales productos como la proteína, para que pueda ser comida para el hombre. Se están inventando métodos para descomponer la celulosa en las plantas a fin de que pueda ser digerida por el hombre. Diariamente, en Wisconsin, se producen varias toneladas de levadura de los desperdicios de las fábricas del papel. La levadura está entre las plantas más simples que son digeridas más fácilmente por el hombre. La levadura está entre los alimentos más ricos en vitaminas y proteínas.
Como la población de la tierra crece enormemente, la mayoría de la gente deberá volverse en gran parte a dietas vegetarianas. Además a medida que la demanda aumenta por granos para alimentos de cereales, el hombre no será ya capaz de permitirse el lujo de bebidas alcohólicas. Actualmente los cereales se fermentan y se destila el alcohol. Los valiosos residuos alimenticios de las vitaminas, proteínas y minerales son ahora usados para alimentar a los animales para que produzcan carne, leche y huevos. A fin de alimentar a grandes poblaciones, la producción del alcohol deberá suspenderse, dado a que involucra el uso de cereales que puede comer el hombre.
Del mismo modo, a medida que el alimento escasea el hombre no podrá ya darse el lujo de desperdiciar tierras para la producción de tabaco. Generalmente estas son tierras ricas para plantaciones de cereales.
No hay bases para creer que estos cambios hacia un vegetarianismo universal, de la sensación de producir alcohol y la plantación de tabaco van a ocurrir en nuestros días pero ciertamente habría que esperar que sucedieran dentro del lapso de un siglo, a menos que un número enorme sean destruidas o el aumento de la población sea restringido. Al presente nuestro problema es de disciplinarnos a nosotros mismos en nuestros hábitos alimenticios y en el estilo de vida a fin de asegurar optima salud.
En algunos respectos podría ser más fácil escribir acerca de las áreas en las cuales los especialistas en nutrición y los escritos de la Sra. White parecen no estar de acuerdo, porque serían áreas más limitadas. Estas áreas se deben probablemente a cambios en la tecnología del alimento. La leche cruda, en los días de la Sra. White, era conducto de muchas enfermedades contagiosas, tales como tuberculosis, disentería y fiebre tifoidea. Esto explicaría, a su vez, por qué ella declara que el queso no era un alimento satisfactorio. Tal vez sobre la misma base debiéramos entender su comentario adicional: "En la elaboración del pan leudado con levadura, no se debe emplear leche en vez de agua, pues el pan resulta así inútilmente más caro y mucho menos sano". Ibid., pág. 231. Los productos como leche en polvo descremada, ahora usados en la elaboración del pan, eran desconocidos en el tiempo de la Sra. White. Con la leche descremada se alimentaba a los cerdos en sus días. Contiene, sin embargo, los nutrientes más importantes de la leche en términos de calcio, proteína y vitaminas.
Para resumir los comentarios: Cada especialista moderno en nutrición cuya vida está dedicada al bienestar humano debiera ser impresionado en cuatro respectos de los escritos y liderazgo de Elena G. White.
En primer lugar, sus conceptos básicos acerca de la relación entre dieta y salud han sido verificados en un grado poco común por los avances científicos de las décadas pasadas. Alguien podría tratar de explicar este hecho extraordinario diciendo: "La Sra. White simplemente copiaba sus ideas de otros". ¿Pero cómo sabía ella de cuáles ideas apropiarse y cuáles rechazar de entre el desconcertante conjunto de teorías y enseñanzas de salud corrientes en el siglo XIX? ¡Tendría que haber sido ella una persona muy excepcional con conocimiento más allá de su época, a fin de realizarlo exitosamente!
En el segundo lugar, cualquiera que trata de enseñar nutrición difícilmente puede pensar en un liderazgo tal como el de la Sra. White que pudo inducir a un número considerable de personas a mejorar sus dietas.
En tercer lugar, sólo podemos especular acerca del gran número de víctimas del siglo pasado que podrían haber mejorado su salud si hubieran aceptado las enseñanzas de la Sra. White.
Finalmente uno se pregunta cómo hacer para que sus enseñanzas reciban una difusión más amplia, a fin de beneficiar a un mundo superpoblado de mañana, si tomamos en cuenta la presente proporción de aumento de la población mundial.
A pesar del hecho de que las obras de la Sra. White fueron escritas mucho antes del advenimiento de la nutrición científica moderna, no disponemos hoy de una mejor y más completa guía.
Por:
Clive M. McCay, Ph. D.Profesor de NutriciónUniversidad de Cornell
Traducido en abril de 1985
Centro de Investigaciones E. G. White
Universidad de Montemorelos
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