Nancy Van Pelt
Estoy muy enamorada de un hombre que conocí en el trabajo. Tenemos unos treinta años y somos muy compatibles en todo con excepción de la religión. Aunque él no es cristiano, me acompaña a la iglesia y tengo la esperanza de que algún día se convierta. En la iglesia no he encontrado a ningún buen candidato. Además, los valores morales de este hombre son más altos que los de hombres que he conocido en mi iglesia. ¿Qué piensa usted de la posibilidad de que él se convierta? Estoy dispuesta a correr el riesgo.
E ntiendo la dificultad. Buscar a alguien con quien puedas compartir tu vida espiritual reduce drásticamente las posibilidades de encontrar algún candidato. Existe la eventualidad de que tu amigo pueda convertirse. Pero la advertencia bíblica contra la unión de un creyente y un infiel todavía está vigente. Nunca te cases con la esperanza de que alguien cambie. Si fracasas en el intento, estarás comprometiendo para siempre tus valores, así como tu estado mental, emocional y físico. Esto será muy peligroso.
No intentes ignorar el problema, justificar tu relación o desobedecer a Dios. Por lo contrario, piensa seriamente en lo que esta decisión significa para ti y para quien dices amar. A menos que lo hagas ahora, lamentarás las consecuencias de haber entrado en una relación desigual.
Imagínate la frustración de dos arquitectos que intentan edificar una casa con dos tipos deplanos diferentes. Tener planos y materiales diferentes llevará a tal confusión y conflicto que hará fracasar el proyecto. Es obvio: “No se puede construir una casa a partir de dos modelos discordantes”.
El mismo consejo se aplica a los enamorados ilusionados que quieren casarse contando conplanos espirituales disímiles. Cuando uno es y el otro no es cristiano, es imposible lograr la unidad espiritual. ¡Cuán diferente es el matrimonio cuando ambos esposos buscan a Dios en medio de las dificultades y encuentran juntos refugio y fuerzas para luchar!
Sorprende ver cómo la desobediencia florece con racionalizaciones como las que se encuentran en tu carta. Necesitas valentía para poner fin a esa relación. Al principio experimentarás un fuerte dolor, pero luego te sobrevendrá una paz asombrosa. Rodéate de amigos cristianos que puedan apoyarte con sus oraciones. Si tomas esta difícil decisión ahora, obtendrás paz más rápidamente.
Tengo 28 años y estudio en una universidad pública. Realmente me gustan algunas de sus ideas sobre el cortejo que leo en sus libros, pero no estoy convencido de que las chicas no cristianas sean una influencia negativa sobre mí. ¿Qué piensa usted acerca de salir con alguien que no comparte nuestra fe?
Algunos jóvenes solteros se sienten incómodos con la advertencia de Pablo: “No se unan en un mismo yugo con los que no creen” (2 Corintios 6:14, VP). Y comienzan con racionalizaciones: “Sé que no es cristiana, pero va a la iglesia conmigo y estoy seguro de que se convertirá”. “No hay nadie en la iglesia para mí”. “Es cierto que no es cristiana, pero tieneprincipios mejores que otras chicas que conozco”.
Entiendo la racionalización así como la dificultad. Es posible que ella pueda convertirse algún día, pero la advertencia contra el matrimonio entre creyente y no creyente sigue siendo válida. Hay muchos hombres y mujeres en nuestras iglesias casados con no creyentes. Algunos se convierten después de casarse, pero la mayoría no lo hace. Como resultado, experimentan el dolor de la soledad espiritual.
La compatibilidad espiritual es fundamental. En momentos de crisis, quienes adoran juntos unen sus fuerzas para superar las dificultades. Todas las parejas enfrentan problemas o tragedias. Este mundo imperfecto tiene mucha maldad, dolor, decepción, enfermedad, agitaciones emocionales, reveses financieros y muerte. Cuando los esposos buscan a Dios en oración, encuentran juntos fortaleza y valor, cosa que no se obtiene en la soledad espiritual.
“No se unan en un mismo yugo con los que no creen” dice la sabiduría divina. Los cristianos solteros deben prestar atención o cosechar las consecuencias de vivir en un hogar ensombrecido. Dios no dio este consejo para evitar que encuentres tu pareja, sino para protegerte del dolor. No te involucres sentimentalmente con alguien que no comparte tu fe al punto de no poder pensar en tu futuro sin esa persona. La manera más segura de protegerte contra ese dolor es decidirte a salir sólo con quienes profesan tu misma fe.
Nancy Van Pelt es una consejera familiar profesional que ha publicado 27 libros sobre el tema, los que han sido traducidos a más de 30 idiomas. Estas dos preguntas y respuestas han sido seleccionadas de su último libro, escrito con Madlyn Lewis Hamblin, Dear Nancy: A Trusted Advisor Gives Straight Answers to Questions about Marriage, Sex, and Parenting (Nampa, Idaho: Pacific Press, 2005).
Fuente: Dialogo Universitario