miércoles, 7 de agosto de 2013

Dulce tentación

Imagina que caminas por una calle empedrada y, al llegar a una curva, encuentras un manzano que extiende sus ramas por encima del cercado. Ves una brillante manzana roja que parece estar dispuesta para que la pruebes. Figúrate que la muerdes y siente cómo salpica el jugo. La manzana es símbolo de la tentación.  Simplemente, la imagen de una manzana roja mordida expresa: Aquí alguien cedió a la tentación.
Me gusta mucho más la idea de que las manzanas son para disfrutar y las podemos comer sin culpa.
Hay una frase en inglés que dice: “An apple a day keeps the doctor away”. Al traducirla se pierde la rima: “Una manzana por día mantienen alejado al médico”. Investigando si es real esta aseveración, se descubrió que 100 gramos de manzana roja (una manzana chica), con su cáscara, tiene un efecto antioxidante equivalente a  1.500 mg de vitamina C (100 g de naranja contienen solo 53 mg de vitamina C). Entonces, ¿cómo explicar un efecto antioxidante tan potente si solo contiene 5,7 mg de vitamina C? La cantidad variada de polifenoles, carotenoides y otros fitoquímicos son los responsables del importante efecto antioxidante de la manzana.
Justamente son los antioxidantes de las manzanas, y de otras frutas, verduras y semillas, los que reducen la cantidad de radicales libres de nuestro organismo y actúan frenando múltiples enfermedades propias de la tercera edad, como el Alzheimer, el Párkinson, el cáncer, etc.
Puede ser que la persona que esté leyendo este artículo sea joven y lleno(a) de vitalidad, y no tenga en sus planes preocuparse por enfermedades que tal vez ni siquiera le afecten dentro de cincuenta años o más. Precisamente, las neuronas que utiliza para razonar lo que está leyendo ahora son las células más afectadas por los radicales libres y la falta de antioxidantes.
En niños en edad escolar se ha demostrado que los que ingieren menos frutas presentan más problemas de conducta.
Analicemos: Si un niño con sus neuronas afectadas por los radicales libres presenta sensación de malestar y frustración, y eso se refleja en su comportamiento, ¿podría ser que los radicales libres también creen en ti ese mismo malestar, y perturbe tus relaciones personales y tu capacidad de razonamiento?
La manzana roja con cáscara, e insisto en este último elemento que ya la mayoría de los beneficios de la manzana están en su cáscara, presenta un fitoquímico especial: el ácido ursólico. Este fitoquímico, que también se encuentra en otros vegetales, se caracteriza principalmente por aumentar la masa muscular. Al haber músculos más desarrollados, se modifica nuestro metabolismo, lo que produce un descenso de peso; reduce, en primer lugar, la grasa abdominal,  que es la que se relaciona con muchas enfermedades, disminuye el azúcar en la sangre, actúa sobre el síndrome metabólico y previenen el hígado graso. Una persona delgada también se beneficiaría, pues aumenta de peso en masa muscular y no en grasa, siendo así mucho más sana.
Si comparamos dos personas, en las mismas condiciones, que se alimentan con la misma cantidad de calorías y grasas; y si a una de ellas se le agrega una manzana por día, pesaría menos, a lo largo del tiempo, el que tuvo ese aperitivo extra.
No te pierdas la posibilidad de probar el efecto de las manzanas rojas con cáscara, pero asegúrate de limpiarlas muy bien para no ingerir los químicos de la fumigación. Puedes hacer un licuado con un poco de agua, y si a eso le agregas otra fruta, avena o cereal y lo acompañas de nueces y diversas semillas, ya tienen un desayuno completo. Te desafío a hacer la prueba: notarás que tienen más energía, aumentarás tus defensas y verás cómo lo extrañas los días que no lo puedas hacer.
El libro de Colosenses dice acerca de Cristo: “… todo fue creado por medio de él y para él… y todas las cosas en él subsisten” (Colosenses 1: 16, 17). Jesucristo participó en el proceso de moldear el barro para formar a Adán, lo creó y, cuando el pecado entró y manchó su obra, él mismo se encargó de elaborar y cumplir el método para recomponer lo que había creado. Ese mismo poder creador nos permite hoy subsistir aquí en la tierra y nos da los elementos para poder vivir con menos enfermedades y ser más útiles en la obra de Dios.


Fuente:Doctor Werner Arnolds. (Médico especialista en Clínica Médica, vive en Ibarlucea, Provincia de Santa Fe, Rep. Argentina.)
Tomado de la Revista Adventista del mes de Julio del año 2013.


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