Recientemente apareció en las noticias un caso de agresión en el tránsito de la ciudad de São Paulo. Un conductor furioso agredió verbal y físicamente a una conductora (además de chocar el auto de la misma). Sin ninguna razón aparente, incluso porque el semáforo estaba en rojo, y la conductora no podía adelantarlo, una situación totalmente desagradable surgió y el día de aquellas personas tomó un rumbo indeseado.
Cada día nos deparamos con personas llenas de rabia en el tránsito. Bocinas, luces, señales con las manos… varios son los recursos utilizados para expresar la impaciencia y la prisa. Pero, ¿por qué las personas andan tan irritadas en el tránsito? Bueno, no es solo el tránsito que afecta a las personas. Encontramos personas irritadas en las filas del banco, en tiendas de celulares, en pizzerías, e incluso en la iglesia. Basta que algo no suceda como se desea, para que la persona evalúe la situación como injusta o como una afrenta, y tenga sentimientos malos, incluyendo la rabia. En el caso del tránsito tenemos el hecho que en las grandes ciudades esto puede ser un caos. Cuando esté en el tránsito y no avance, no se preocupe, no hay nada que hacer. El conductor no tiene el control de los otros autos, ni de los semáforos, mucho menos sobre los minutos y las horas que se van. Esa falta de control, para algunos, ya es un plano de fondo para sentirse airado en cualquier momento, bajo cualquier situación que allí ocurra.
Vivimos en la época del inmediatismo y del estrés. Queremos todo inmediatamente, como si todas las cosas pudieran ser resueltas con uno o dos clics. Además de esto, vivimos bajo la acción del constante estrés. Esta es la configuración actual de nuestra sociedad, y es difícil estar ajeno a esta influencia. En este contexto, estamos más susceptibles a tener emociones como la rabia. Sin embargo, el hecho de sentir rabia no nos da el derecho de actuar mal. Los sentimientos no tienen el poder de controlar nuestro comportamiento. Acostumbro a decir que somos seres racionales y como tales, tenemos condiciones de actuar con razón y no ser controlados por emociones e impulsos. La Palabra de Dios deja claro esto cuando dice: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. Podemos sentir rabia, pero no podemos pecar bajo la acción de la rabia.
¿Cómo tener control frente a esta emoción? La primera cosa que necesitamos entender es que la rabia es un producto de la forma como interpretamos las circunstancias. Si yo no quiero tener problemas con este sentimiento, lo ideal es trabajar mi forma de ver la realidad. En vez de entender que mi hermano está haciendo algo para provocarme, puedo dar otra interpretación a su comportamiento. Este ejercicio de cambio de perspectiva debe ser constantemente practicado. Ganamos mucho en lo que se refiere a la salud mental cuando mejoramos nuestra perspectiva de las cosas. Si no consigue impedir una interpretación que produzca rabia, entonces una alternativa es echar mano de algo que produzca calma. Si está en el tránsito, ponga buena música para escuchar. También puede pensar en versículos bíblicos, hacer un ejercicio de respiración (esto suele relajar) e incluso crear un diálogo interno para convencerse que no vale la pena irritarse.
“Si sois maltratados o acusados injustamente, en vez de devolver una respuesta airada, repetíos las preciosas promesas: ‘No seas vencido de lo malo; mas vence con el bien el mal’ (Rom 12:21). ‘Encomienda a Jehová tu camino, y espera en él; y él hará. Y exhibirá tu justicia como la luz, y tus derechos como el mediodía’ (Sal. 37:5, 6). ‘Nada hay encubierto, que no haya de ser descubierto; ni oculto, que no haya de ser sabido’ (Luc. 12:2). ‘Hombres hiciste subir sobre nuestra cabeza; entramos en fuego y en aguas, y sacástenos a hartura’ (Sal. 66:12)” (Obreros evangélicos, p. 490).
(El enlace de la noticia que cité en el inicio es: http://g1.globo.com
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“Si sois maltratados o acusados injustamente, en vez de devolver una respuesta airada, repetíos las preciosas promesas: ‘No seas vencido de lo malo; mas vence con el bien el mal’ (Rom 12:21). ‘Encomienda a Jehová tu camino, y espera en él; y él hará. Y exhibirá tu justicia como la luz, y tus derechos como el mediodía’ (Sal. 37:5, 6). ‘Nada hay encubierto, que no haya de ser descubierto; ni oculto, que no haya de ser sabido’ (Luc. 12:2). ‘Hombres hiciste subir sobre nuestra cabeza; entramos en fuego y en aguas, y sacástenos a hartura’ (Sal. 66:12)” (Obreros evangélicos, p. 490).
(El enlace de la noticia que cité en el inicio es: http://g1.globo.com
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Karyne Correia
Fuente: http://noticias.adventistas.org/es/columna/karyne-correia/controle-su-rabia/