martes, 6 de septiembre de 2011

La Reforma Pro Salud y el Mensaje del Tercer Ángel

Como la mano para el cuerpo 

97. El 10 de diciembre de 1871 me fue mostrado nuevamente que la reforma pro salud es un ramo de la gran obra que ha de preparar a un pueblo para la venida del Señor. Está tan íntimamente relacionada con el mensaje del tercer ángel como la mano lo está con el cuerpo. La ley de los Diez Mandamientos ha sido considerada livianamente por los hombres, pero el Señor no quiso venir a castigar a los transgresores de dicha ley sin mandarles primero un mensaje de amonestación. El tercer ángel proclama ese mensaje. Si los hombres hubieran sido siempre obedientes al Decálogo, y hubiesen llevado a cabo en su vida los principios de esos preceptos, la maldición de tanta enfermedad que ahora inunda al mundo no existiría. (Nota: (1873) J.T. 1, 319, 320*) 

Los hombres y las mujeres no pueden violar la ley natural, complaciendo un apetito depravado y pasiones concupiscentes, sin violar la ley de Dios. Por lo tanto, el Señor ha permitido que sobre nosotros resplandezca la luz de la reforma pro salud, para que veamos el pecado que cometemos al violar las leyes que él estableció en nuestro ser. Todos nuestros goces o sufrimientos pueden atribuirse a la obediencia o transgresión de la ley natural. 

Nuestro misericordioso Padre celestial ve la condición deplorable de los hombres que, a sabiendas unos, por ignorancia muchos, viven violando las leyes que él estableció. Pero por su amor y compasión hacia la humanidad, él hace resplandecer la luz de la reforma pro salud. Promulga su ley y anuncia la penalidad que se aplicará a la transgresión de ella, para que todos puedan aprender y procuren vivir en armonía con la ley natural. Proclama su ley tan distintamente y, la hace tan eminente que es como una ciudad asentada sobre una montaña. Todos los seres responsables pueden comprenderla si quieren. Los idiotas no serán responsables. Hacer clara la ley natural e instar a que se la obedezca es la obra que acompaña al mensaje del tercer ángel, con el propósito de preparar a un pueblo para la venida del Señor. 

Adán y Eva cayeron por el apetito intemperante. Cristo vino y soportó las más duras tentaciones de Satanás, y en favor de la raza, venció el apetito, mostrando que el hombre puede vencer. Así como Adán cayó en el apetito, y perdió la bendición del Edén, los hijos de Adán pueden, por medio de Cristo, vencer el apetito, y por la temperancia en todas las cosas volver a conquistar el Edén. 

La ignorancia no es ahora una excusa de la transgresión de la ley. La luz brilla claramente, y nadie necesita ser ignorante, porque el gran Dios es, él mismo, el instructor del hombre. Todos tienen la más sagrada obligación ante Dios de prestar oídos a la sana filosofía y la experiencia auténtica que ahora él les está dando con referencia a la reforma pro salud. El Señor se propone que el gran tema de la reforma pro salud sea agitado, y la mente publica profundamente sacudida para investigar; pues es imposible que los hombres y mujeres, con todos sus hábitos pecaminosos destructores de la salud y debilitantes del cerebro, disciernan la sagrada verdad por medio de la cual han de ser santificados, refinados, elevados y hechos idóneos para la asociación con los ángeles celestiales en el reino de gloria... 

El apóstol Pablo exhorta a la iglesia:"Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional" (Rom. 12:1). Los hombres, pues, pueden profanar sus cuerpos por medio de complacencias pecaminosas. Si no son santos, no son idóneos para ser adoradores espirituales, ni son dignos del cielo. Si el hombre aprecia la luz que Dios en su misericordia le da sobre la reforma pro salud, puede ser santificado por medio de la verdad, y hecho idóneo para la inmortalidad. Pero si desatiende esa luz, y vive en violación de la ley natural, debe pagar la penalidad. 

La obra de Elías y de Juan como símbolo

Durante años el Señor ha estado llamando la atención de sus hijos a la reforma pro salud. Esta es una de las grandes ramas de la obra de preparación para la venida del Hijo del hombre. Juan el Bautista salió con el espíritu y el poder de Elías, para preparar el camino del Señor, y para hacer volver el pueblo a la sabiduría de los justos. El fue un representante de los que viven en estos últimos días, a quienes Dios ha confiado verdades sagradas para presentar delante del pueblo con el propósito de preparar el camino para la segunda aparición de Cristo. Juan era un reformador. El ángel Gabriel, directamente del cielo. dio un discurso sobre la reforma pro salud al padre y a la madre de Juan. Dijo que no debía beber vino ni ninguna bebida fuerte, y que debía ser lleno del Espíritu Santo desde su nacimiento.84 (Nota: (1872) 3 T 61-64 *) Juan se separó de los amigos y de los lujos de la vida. La sencillez de su vestido, un manto tejido con pelo de camello, era una reprensión permanente de la extravagancia y la ostentación de los sacerdotes judíos y del pueblo en general. Su régimen alimenticio, puramente vegetal, de langostas y miel silvestre, era un reproche de la complacencia del apetito y la glotonería que prevalecía por doquiera. El profeta Malaquías declara: "He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres" (Mal. 4:5, 6). Aquí el profeta describe el carácter de la obra. Los que han de preparar el camino para la segunda venida de Cristo, son representados por el fiel Elías, así como Juan vino con el espíritu de Elías para preparar el camino para la primera venida de Cristo. El gran tema de la reforma ha de ser agitado, y la mente del público ha de ser despertada. La temperancia en todas las cosas ha de ser relacionada con el mensaje, para hacer volver al pueblo de Dios de su idolatría, su glotonería y su extravagancia en el vestido y en otras cosas. La abnegación, la humildad y la temperancia que se exigen de parte de los justos, a quienes Dios guía y bendice especialmente, han de ser presentadas al pueblo en contraste con los hábitos extravagantes y destructores del carácter de los que viven en esta era de degeneración. Dios ha mostrado que la reforma pro salud está tan relacionada con el mensaje del tercer ángel como la mano lo está con el cuerpo. En ninguna parte ha de encontrarse una causa tan grande de degeneración física y moral como en el descuido de este importante tema. Los que complacen su apetito y su pasión, y cierran los ojos a la luz por temor de ver complacencias pecaminosas que no están dispuestos a abandonar, son culpables delante de Dios. Todo el que se aparte de la luz en un caso endurece su corazón para desatender la luz en otros asuntos. Todo el que viole obligaciones morales en materia de alimentación y vestido, prepara el camino para violar las exigencias de Dios con respecto a intereses eternos. . . El pueblo al cual Dios está guiando será peculiar. Sus miembros no serán como el mundo. Pero si siguen la dirección de Dios, realizarán los propósitos del Señor, y rendirán su voluntad a la suya. Cristo morará en su corazón. El templo de Dios será santo. Vuestro cuerpo, dice el apóstol, es el templo del Espíritu Santo. Dios no exige que sus hijos se nieguen a sí mismos para perjuicio de sus fuerzas físicas. Les exige que obedezcan la ley natural, para preservar su salud física. El sendero de la naturaleza es el camino que él señala, y es lo suficientemente ancho para cualquier cristiano. Dios nos ha provisto con mano pródiga de ricas y variadas bendiciones para nuestra subsistencia y nuestro gozo. Pero para que podamos disfrutar del apetito natural, que preservará la salud y prolongará la vida, él restringe el apetito. El dice: Tened cuidado, refrenaos, negaos a satisfacer el apetito antinatural. Si creamos un apetito pervertido, violamos las leyes de nuestro ser, y asumimos la responsabilidad por abusar de nuestros cuerpos y por acarrearnos enfermedades. Dad el debido lugar a la obra en favor de la salud 99Ninguna rama, cuando se la separa de las demás, puede ser un todo perfecto. (Nota: (1900) 6 T 327*. La indiferencia con la cual han sido tratados los libros de salud por parte de muchos es una ofensa hacia Dios. El separar la obra que se hace en favor de la salud del gran cuerpo de la causa no está en el orden de Dios. La verdad presente tiene que ver con la obra de la reforma pro salud tan ciertamente como con los otros rasgos de la obra evangélica. 86 ) El evangelio de la salud tiene defensores capaces, pero su labor ha sido muy dura debido a que muchos ministros, presidentes de asociaciones y otros hombres que ocupan puestos de influencia han dejado de dar al asunto de la reforma pro salud la debida atención. No la han reconocido en su debida relación con la obra del mensaje como la mano derecha del cuerpo. En tanto que se ha mostrado muy poco respeto hacia este departamento por parte de muchos miembros, y de algunos de los ministros, el Señor ha manifestado su consideración por ella dándole abundante prosperidad. Cuando se la dirige en forma debida, la obra en pro de la salud es una cuña de entrada, que abre camino para otras verdades a fin de alcanzar el corazón. Cuando el mensaje del tercer ángel es recibido en su plenitud, la reforma pro salud recibirá su lugar en los consejos de la asociación, en la obra de la iglesia, en el hogar, en la mesa, y en todos los arreglos de la casa. Entonces el brazo derecho servirá y protegerá el cuerpo. Pero aun cuando la obra pro salud tiene su lugar en la promulgación del mensaje del tercer ángel, sus abogados no deben de ninguna manera luchar para hacerle tomar el lugar del mensaje. Necesidad de dominio propio 
100. Uno de los efectos más deplorables de la apostasía original fue la pérdida de la facultad del dominio propio por parte del hombre. Sólo en la medida en que se recupere esta facultad puede haber verdadero progreso. (Nota: (1905) M.C. 91, 92 *) El cuerpo es el único medio por el cual la mente y el alma se desarrollan para la edificación del carácter. De ahí que el adversario de las almas encamine sus tentaciones al debilitamiento y a la degradación de las facultades físicas. Su éxito en esto envuelve la sujeción al mal de todo nuestro ser. A menos que estén bajo el dominio de un poder superior, las propensiones de nuestra naturaleza física acarrearán ciertamente ruina y muerte. El cuerpo tiene que ser puesto en sujeción. Las facultades superiores de nuestro ser deben gobernar. Las pasiones han de obedecer a la voluntad, que a su vez ha de obedecer a Dios. El poder soberano de la razón, santificado por la gracia divina, debe dominar en nuestra vida. Las exigencias de Dios deben estamparse en la conciencia. Hombres y mujeres deben despertar y sentir su obligación de dominarse a sí mismos, su necesidad de ser puros y libertados de todo apetito depravante y de todo hábito envilecedor. Han de reconocer que todas las facultades de su mente y de su cuerpo son dones de Dios, y que deben conservarlas en la mejor condición posible para servirle. Los pastores y los miembros deben obrar de concierto 101. Una parte importante de la obra del ministerio es la de explicar fielmente al pueblo la reforma pro salud, tal como se presenta relacionada con el mensaje del tercer ángel, como parte integrante de la misma obra. Ellos mismos no deben dejar de adoptarla, y deben instar a todos los que profesan la verdad a aceptarla. (Nota: (1867) 1 T 469, 470*) 102. La reforma pro salud, según me fue mostrado, es una parte del mensaje del tercer ángel, y se halla tan estrechamente relacionada con él como el brazo y la mano lo están con el cuerpo. Vi que como pueblo debemos hacer progresos en esta gran obra. Los ministros y los miembros de la iglesia deben actuar de concierto. Los hijos de Dios no están preparados para el fuerte clamor del tercer ángel. Tienen una obra que realizar en favor de sí mismos que no 88 pueden dejar que Dios haga en lugar de ellos. El les ha dejado esta obra a ellos para que la hagan. Es una obra individual; una persona no puede hacerla por otra. (Nota: (1867) 1 T 486*) Una parte del mensaje, pero no su totalidad 103. La reforma pro salud está estrechamente relacionada con la obra del tercer mensaje, y sin embargo no es el mensaje. Nuestros predicadores deben enseñar la reforma pro salud, y sin embargo no deben hacer de ella el tema principal en lugar del mensaje. Su lugar está entre los asuntos que hacen la obra preparatoria para hacer frente a los sucesos presentados por el mensaje; entre estos temas, ocupa un lugar prominente. Debemos tomar posesión de toda reforma con celo, y no obstante debiéramos evitar dar la impresión de que estamos vacilando, y que estamos sujetos al fanatismo. (Nota: (1867) 1 T 559*) 104. La reforma pro salud se halla tan íntimamente relacionada con el mensaje del tercer ángel como el brazo con el cuerpo; pero el brazo no puede tornar el lugar del cuerpo. La proclamación del mensaje del tercer ángel, los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesús, es la preocupación básica de nuestra obra. El mensaje ha de ser proclamado con un fuerte clamor, y ha de ir a todo el mundo. La presentación de los principios de la salud deben unirse con este mensaje, pero en ninguna forma debe ser independiente de él, y de ninguna manera ocupar su lugar. (Nota: Carta 57, 1896*) Su relación con las instituciones médicas 105. Los sanatorios que están establecidos han de ser íntima e inseparablemente ligados con el Evangelio. El Señor ha dado instrucción según la cual el Evangelio ha de ser llevado adelante; y el Evangelio incluye la reforma pro salud. 89 en todas sus fases. Nuestra obra consiste en iluminar al mundo; porque éste se halla ciego ante los movimientos que han de desarrollarse, preparando el camino para las plagas que Dios permitirá que vengan sobre el mundo. Los fieles atalayas de Dios deben dar la amonestación. . . (Nota: MS 23, 1901*) La reforma pro salud ha de destacarse de manera más prominente en la proclamación del mensaje del tercer ángel. Los principios de la reforma pro salud se hallan en la Palabra de Dios. El evangelio de la salud debe vincularse firmemente con el ministerio de la palabra. Es el deseo del Señor que la influencia restauradora de la reforma pro salud sea una parte del gran esfuerzo final para proclamar el mensaje evangélico. Nuestros médicos han de ser obreros para Dios. Han de ser hombres cuyas facultades hayan sido santificadas y transformadas por la gracia de Cristo. Su influencia ha de ser vinculada con la verdad que debe darse al mundo. En perfecta y completa unidad con el ministerio evangélico, la obra de la reforma pro salud revelará su poder divino. Bajo la influencia del Evangelio, se realizarán grandes reformas por medio de la obra médico-misionera. Separad, sin embargo, la obra médico-misionera del Evangelio, y esta obra resultará mutilada. 106. Nuestros sanatorios y nuestras iglesias pueden alcanzar una norma más elevada y más santa. La reforma pro salud ha de ser enseñada y practicada por nuestros hermanos. El Señor está pidiendo que haya un reavivamiento de los principios de la reforma pro salud. Los adventistas tienen una obra especial que hacer como mensajeros a fin de trabajar por las almas y los cuerpos de los hombres. (Nota: Carta 146, 1909*) Cristo ha dicho de su pueblo: "Vosotros sois la luz del mundo" (Mat. 5:14). Somos el pueblo que lleva el nombre del Señor, para proclamar las verdades de origen divino. La obra más solemne y sagrada que alguna vez se haya dado a los mortales es la de proclamar los mensajes del primero, el segundo y el tercer ángel a nuestro mundo. En nuestras grandes ciudades debe haber institutos de salud para cuidar de los enfermos, y para enseñar los grandes principios de la reforma pro salud. Una cuña de entrada 107 (Nota: Carta 203, 1905*. He recibido la instrucción de que no hemos de demorarnos en la realización de la tarea que necesita ser hecha en el ramo de la reforma pro salud. Por medio de esta obra hemos de alcanzar almas que viven en las zonas urbanas y en las áreas rurales.) 108 (Nota: [Folleto] (1893) C. H. 535*. Puedo ver que en la providencia de Dios la obra médico-misionera ha de ser una gran cura de entrada, por medio de la cual puede ser alcanzada el alma enferma.) Para quitar prejuicios y aumentar la influencia 109 (Nota: (1890) C.T.B.H. 121, 122*. Mucho del prejuicio que impide que la verdad del mensaje del tercer ángel alcance los corazones de la gente, podría ser quitado si se diera más atención a la reforma pro salud. Cuando la gente llega a interesarse en este tema, a menudo está preparado el camino para la entrada de otras verdades. Si la gente ve que somos inteligentes con respecto a la salud, estará más lista a creer que somos ortodoxos en materia de doctrinas bíblicas.) Este ramo de la obra del Señor no ha recibido la debida atención, y por este descuido se ha perdido mucho. Si la iglesia manifestara un interés mayor en reformas por medio de las cuales Dios mismo está tratando de prepararla para 91 su segunda venida, su influencia sería muy superior a lo que es ahora. Dios ha hablado a sus hijos, y él se propone que ellos escuchen y obedezcan su voz. Aunque la reforma pro salud no es el mensaje del tercer ángel, se halla estrechamente relacionada con él. Los que proclaman el mensaje también deben enseñar la reforma pro salud. Es un tema que debemos entender, a fin de estar preparados para los acontecimientos inmediatos, y debe tener un lugar prominente. Satanás y sus agentes están tratando de obstaculizar esta obra de reforma, y harán todo lo que puedan para afligir con perplejidades y cargas a los que se empeñen en ella de todo corazón. Sin embargo nadie debe desanimarse por esto, o cesar en sus esfuerzos por esa razón. El profeta Isaías habla de esta manera de una característica de Cristo: "No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia" (Isa. 42:4). No hablen pues los seguidores de Cristo de fracaso o de desánimo, antes bien recuerden el precio pagado para rescatar al hombre a fin de que no pereciera, sino que tuviera vida eterna. 110. La obra de la reforma pro salud es el medio que el Señor usa para aminorar el sufrimiento en nuestro mundo y para purificar a su iglesia. Enseñad al pueblo que puede actuar como la mano ayudadora de Dios, cooperando con el Artífice Maestro en restaurar la salud física y espiritual. Esta obra lleva la firma del cielo, y abrirá las puertas para la entrada de otras verdades preciosas. Hay lugar para que trabajen todos los que se hagan cargo de esta obra en forma inteligente. (Nota: (1909) 9 T 112, 113*) [Véase Medical Ministry, sección 2, "The Divine Plan in the Medical Missionary Work" (El plan divino en la obra médico-misionera), y sección 13, "Medical Missionary Work and the Gospel Ministry" (La obra médico-misionera y el ministerio evangélico)] 

Por
Elena G. de White
en Prólogo: CONSEJOS SOBRE EL RÉGIMEN ALIMENTICIO
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